La flor de la orquídea tiene rasgos simétricos que la hacen muy popular en las casas. Su labor en el ecosistema es muy importante, pues atrae a muchos polinizadores con técnicas avanzadas que la diferencian del resto de plantas. Descubre las características de las flores de orquídeas y las partes que la componen.

¿Qué es la flor de orquídea?
La flor de la orquídea comprende un género diverso con miles de especies repartidas por todo el mundo. Hay flores de orquídeas de interior y exterior reconocidas por su belleza, con patrones pincelados en los pétalos, mientras que otras flores de orquídea tienen bultos, pelos y un aspecto deforme.
Aunque dentro del género encontramos una variedad de tamaños, estructuras y formas, lo que todas las flores de las orquídeas tienen común es que el estambre (el órgano masculino) y el pistilo (el órgano femenino) están unidos en una única columna que suele sobresalir por la parte central de la flor.
Esta característica de la flor de orquídea es la que no encontramos en ninguna otra planta con flor, por eso los cuidados de la orquídea en casa son tan exigentes y difíciles de perfeccionar.
Características de la flor de orquídea
Las flores de orquídeas se caracterizan por tener rasgos morfológicos distintos a las flores de otras plantas, especialmente a nivel estructural, lo que lleva a agruparlas en una misma familia llamada Orchidaceae. Veamos detenidamente las partes que componen la anatomía de la flor de una orquídea:
La base de la flor
Al igual que ocurre con los cuidados del clavel chino, la base de la flor de la orquídea se caracteriza por disponer dos verticilos o conjunto de órganos y pétalos. El primer verticilo está formado por unos órganos verdes llamados sépalos que, a veces, se confunden con las hojas.
Justo encima de los sépalos encontramos el segundo verticilo, compuesto por pétalos de colores. Los dos verticilos se denominan perianto y son la parte no reproductiva de la flor de la orquídea. Su función está dirigida a los polinizadores y no es otra que atraerlos o proteger a la flor de ellos.
El interior de la flor
El interior de la flor de las orquídeas también está organizado con verticilos, pero la diferencia aquí es que vemos los órganos sexuales masculinos de la planta. Los estambres de la orquídea son los encargados de producir y contener el polen. Morfológicamente, destacan por ser filamentos finos y prolongados.

El centro de la flor
Conforme vamos acercándonos al centro de la flor de la orquídea podemos ver los órganos sexuales femeninos, formados por un ovario grande con aspecto de tallo. En el vértice del pistilo distinguimos un estigma, que es la parte de la orquídea que va a recibir el polen durante el proceso de polinización.
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7 Partes de la flor de la orquídea
Dado que las características de las flores de orquídeas son tan únicas que no hay plantas con flores parecidas, cabe destacar que el tamaño varía mucho. Hay flores de orquídeas tan diminutas que no superan los 2 mm (0,1 pulgadas) de diámetro. Otras flores grandes alcanzan los 38 cm (15 pulgadas) de largo.
Veamos con detenimiento las partes que componen la flor de la orquídea.
El ovario y los óvulos
El ovario de la flor de la orquídea está compuesto por tres carpelos fusionados donde se guardan los óvulos. Desde fuera vemos tres crestas que sobresalen de las vainas, en cuyo interior se desarrollan los óvulos cuando la flor se ha polinizado. Una vez los óvulos se convierten en semillas, las vainas maduras se abren.

Los sépalos y pétalos
Una de las partes de la orquídea más distintivas es sin duda el conjunto de sépalos y pétalos de la flor, que varían según la especie que tratemos. Los sépalos están fusionados en grupos de dos o tres, mientras que el pétalo más alejado del estambre se llama labelo. Esto hace que la flor de la orquídea sea simétrica y bonita.
De hecho, es una flor casi tan simétrica como lo es la morfología de las margaritas.
El labelo de la orquídea destaca por estar inclinada hacia arriba cuando la planta es todavía joven. Con el paso de los años y a medida que el labelo envejece, el ovario de la flor sufre una torsión tan exagerada que obliga al labelo a inclinarse hacia abajo. Este proceso lo conocemos en botánica como resupinación.
El nectario
El nectario de las flores de orquídeas es un conjunto de glándulas que segregan néctar. Aunque hay varios tipos de nectarios según la especie, los más comunes se localizan en la base del labelo y tienen forma de copa. Otros nectarios tienen forma tubular y se prolongan cerca del ovario, a partir de los sépalos unidos.
La antera de la flor de la orquídea
La parte final de los estambres se llama antera, se localiza en el vértice de la columna de la flor de orquídea y tiene forma de capuchón. Lo más curioso de la antera en las flores de orquídeas es que se parece mucho a la de un lirio cuando observamos las especies más antiguas y ancestrales.

La polinia
La polinia, que es la masa de granos de polen formada por cada antera de la flor de orquídea, suele tener una textura cerosa y compacta en la mayoría de las especies. Los granos de polen se forman durante el periodo de polinización de la orquídea, lo cual tiene lugar en la parte media de la columna.
El estigma
En una orquídea, el estigma se distingue fácilmente porque lo forman tres lóbulos estigmáticos fusionados a los lados internos de la columna. Es la parte que está ligeramente hundida en el centro de la flor.

El rostelo
No todas las flores de orquídeas tienen un rostelo, pero las que lo tienen destacan por su tejido delante de la antera, inclinado hacia abajo y cubierto por un fluido estigmático pegajoso. Este fluido sirve para adherirse al cuerpo del insecto polinizador. Muchas orquídeas ancestrales no suelen tener un rostelo.
Las semillas de la flor de la orquídea
El ovario de la flor de la orquídea tiene vainas donde se guardan las semillas, que germinan cuando el viento las dispersa por la tierra. Estas semillas son diminutas y hay muchas en una sola flor, así que la reproducción es rápida. Eso hace que la orquídea sea una de las plantas con flor para casa más populares.
Algunos estudios determinan que las semillas de las flores de orquídeas necesitan la ayuda de unos hongos de suelo para tener suficientes nutrientes y poder germinar. Estos hongos penetran en cada semilla y estimulan el desarrollo de una plántula gracias al proceso de fertilización natural.
No obstante, todavía no es seguro que se requiera la labor exclusiva de los hongos para que cualquier orquídea pueda reproducirse favorablemente. Este estudio está actualmente en vías de investigación.
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