Seguramente has oído hablar de la turba para plantas entre jardineros y expertos en el cuidado de la flora. Lo cierto es que este componente de la tierra tiene muchos beneficios que protegen a las plantas de maceta, pero su presencia resulta increíblemente tóxica para el medio ambiente. Veamos por qué deberías prescindir de la turba.

¿Qué es la turba?
La turba es un tipo de sustrato popular que se suele agregar en macetas de interior y exterior para mantener las plantas protegidas de los encharcamientos y del pH desequilibrado. Este material orgánico proviene de uno de los musgos típicos de bosques y jardines, el musgo Sphagnum, de elevada producción en todo el mundo.
¿Para qué sirve la turba para plantas?
Los jardineros están de acuerdo en que la turba para plantas es muy beneficiosa en macetas. Como es un material ligeramente ácido puede equilibrar el pH del suelo hasta 6,0, que es el nivel ideal para muchos tipos de geranios y otras flores comunes. Por lo tanto, colocando turba restauramos los nutrimentos esenciales de la tierra.

Además, la turba tiene una textura tan esponjosa que sirve para retener los riegos sin empaparse ni compactar las raíces dentro de la maceta. Así conseguimos mantener la tierra húmeda día tras día y hacer a nuestras plantas más felices. La turba también es estéril, es decir, no atrae ningún tipo de enfermedades, malezas ni plagas.
¿Por qué suele interesar tanto la turba, más allá de su precio asequible? Porque es un componente que ayuda a imitar el suelo del entorno natural de las plantas, eliminando los insectos y microbios dañinos. Todo esto está bien, pero en realidad la producción de la turba tiene un impacto negativo sobre los ecosistemas. Hablemos de ello.
¿Cómo se hace la turba para plantas?
El impacto negativo de la turba en los ecosistemas comienza con las propias turberas. Las turberas son ecosistemas saturados, ricos en carbono e inhóspitos para gran parte de la flora debido a la falta de oxígeno en los humedales. Allí, el musgo Sphagnum se cultiva y se deja descomponiéndose para que se vaya generando la conocida turba.
Son las partes más bajas del musgo Sphagnum las que se descomponen antes con la ayuda de los microbios, que se nutren de la materia orgánica. Técnicamente, las turberas se mantienen procesando estas partes descompuestas del musgo durante miles de años (convirtiendo la turba para plantas en un material no renovable).
Cuando el musgo Sphagnum está completamente descompuesto, la turba está lista para ser recolectada. Para la recolección se utilizan métodos modernos que drenan el agua del humedal y retiran la vegetación de la superficie. Unas máquinas grandes van cortando la turba seca a ras del suelo y la zona se abandona, quedando infértil.
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El impacto medioambiental de las turberas
Como podrás imaginarte después de lo que te hemos contado, las turberas son humedales convertidos en cultivos que terminan dañados por la acción humana. Aunque la turba contiene naturalmente mucho carbono, este musgo puede ayudar a combatir el calentamiento global si no se altera para usarlo como abono o combustible.
A continuación te explicamos el impacto ambiental que provocan las turberas convertidas en cultivos:
Liberación de metano
El metano es un gas de efecto invernadero que acelera el calentamiento global. Las turberas tienen un índice de oxígeno tan bajo que, sumado a la descomposición del musgo Sphagnum por parte de los microbios, se produce la liberación masiva de metano. Por tanto, las turberas son causantes del aumento de emisiones de metano.
Erosión del suelo
Cada vez que se extrae la turba para plantas mediante el drenaje de los humedales y la eliminación de vegetación, se degradan los ecosistemas de las turberas. Esto también tiene un impacto negativo sobre el suelo, que se enferma al punto de que queda inservible para la vida silvestre, para producir cultivos o para preservar la naturaleza.
Emisiones de CO2
La extracción de turba genera CO2 desde hace más de mil años. El dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático, al igual que la liberación del metano. Una turbera inhóspita para la vida y los nuevos cultivos es responsable de casi el 5% de las emisiones antropogénicas de CO2.
¿Cómo frenar la contaminación de la turba?
Después de saber el impacto que tiene la turba sobre el planeta, te preguntarás qué se puede hacer para frenar las consecuencias medioambientales. Los expertos están reuniendo sus fuerzas para restaurar las turberas y reducir las emisiones. Recordemos que estos humedales son el hábitat de plantas carnívoras raras y musgos.
La restauración de turberas es fundamental, no solo para recuperar lentamente la salud del suelo, sino también para devolver la biodiversidad, las actividades agriculturales normales y la naturaleza del ecosistema. Para ello se aplican medidas de gestión que bloquean los drenajes, mejoran la calidad del agua y devuelven la humedad.

Estas medidas de gestión buscan rehabilitar y rehumidificar las áreas de humedales dañadas, devolviendo el estado natural de los paisajes. Mientras que el pastoreo y la quema se practican en las turberas debido a su papel positivo en las restauraciones, la tala de turba y el drenaje conducen a la degradación irreversible de las turberas.
En los casos en que una turbera no puede restaurarse a su forma natural, se estudian maneras de utilizar esas áreas para otras actividades funcionales. La regulación del agua, el secuestro de carbono o la producción de energía verde son algunas actividades que podrían reservarse para aquellas turberas imposibles de restaurar.
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La fibra de coco, ¿el mejor sustituto de la turba?
Si ya conoces las propiedades de la fibra de coco, sabrás que dura mucho tiempo en el suelo debido a su lenta descomposición (una media de tres años), tiene una gran capacidad para retener el agua y su nivel de acidez es algo mayor que el de la turba. Todo esto hace que muchos jardineros prefieran utilizar la fibra de coco.
Efectos negativos de usar la fibra de coco
Sin embargo, la fibra de coco también tiene consecuencias nocivas para el medio ambiente:
- Su extracción implica la destrucción de áreas forestales naturales para crear plantaciones de palma. Aquí se utilizan grandes cantidades de agua dulce que preparan la fibra de coco para llegue a su estado óptimo y beneficioso para las plantas.
- Si a esto le sumamos que la fibra de coco debe transportarse alrededor del mundo, hablamos de un aumento considerable de la huella de carbono. Por eso algunas soluciones agrícolas como la granja vertical se están empezando a integrar en la sociedad.
Imaginemos si sustituyéramos colectivamente la turba por la fibra de coco; las consecuencias negativas para el planeta serían demasiadas como para revertir el calentamiento global.
Es responsabilidad de cada persona decidir el mejor tratamiento de tierra para las plantas de maceta. La fibra de coco de alta calidad es ventajosa para retener los riegos durante mucho tiempo, aunque no es nada fácil encontrar este material en el mercado. Habría que realizar un pedido especial a cualquier proveedor de jardinería.